La conducción autónoma: la convivencia entre personas, máquinas y TIC
Si algunas de las personas conocen la película «Logan» -la última de la saga X-men- en la que Lobezno afronta un viaje ¿final? para cerrar un ciclo, seguramente que una de las imágenes que se les vendrá a la mente es la de los protagonistas parados en una gran autopista, sorteando los camiones que viajan por ella de forma autónoma, como grandes paquetes rodantes.
Esta es la imagen del futuro -¿cercano? ¿lejano? ¿o quizás imposible?- de nuestros vehículos y de la forma en la que nos relacionaremos con ellos. Pero, ¿cuánto de verdad hay en todo esto? ¿Estamos cerca de conseguirlo?. La respuesta solo la obtendremos al hacernos una serie de preguntas en el momento de sentarnos al volante de nuestro vehículo, para comprobar el nivel de automatización. Sí, hay varios niveles, en concreto 6 que gradúan cuánto de autónomo es nuestro vehículo. Vamos con esas preguntas:
.- ¿Controlo todos y cada uno de los aspectos de la conducción? ¿Mi vehículo no puede realizar una acción sin mi ayuda?
.- ¿Puede mi vehículo controlar la velocidad por sí mismo, o mantenerse dentro del carril siguiendo las líneas de la carretera?
.- ¿Es mi vehículo capaz de seguir al que le precede o mantenerse dentro del carril sin necesidad de que haya líneas en la carretera?
.- ¿Puede tomar decisiones «propias» tales como cambiar de carril si es necesario o frenar para evitar una colisión?
.- Con información suficiente, GPS, sensores…, ¿puede mi vehículo circular sin mi supervisión?
.- Si yo le doy una orden de destino, ¿podré despreocuparme sabiendo que mi vehículo me llevará a dónde le he pedido mientras yo me entretengo viendo cualquier película de ciencia ficción?
Si has llegado a la sexta pregunta y has respondido afirmativamente a todas ellas, ¡enhorabuena!, eres el poseedor del primer coche completamente autónomo del mundo y es raro que aún no hayas aparecido en ningún programa televisivo. Te guardaremos el secreto. El resto, sin embargo, nos habremos quedado en la segunda pregunta que corresponde al Nivel 1. «Asistencias a la conducción». No obstante, en la actualidad ya pueden encontrarse vehículos de Nivel 4. «Alta automatización».
En todo caso, vamos a ver más en detalle estos niveles que han sido establecidos por la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE) y que dice:
NIVEL 0. Sólo el conductor. El coche no tiene ningún sistema automatizado, sólo puede tener sistema de alerta (por ejemplo, pérdidas de aceite).
NIVEL 1. Asistente de conducción. Los coches incluyen sistemas de velocidad de crucero o tecnología para mantener el coche en el carril.
NIVEL 2. Semi-autonomía. El usuario puede levantar las manos del volante pero debe permanecer alerta.
NIVEL 3. Autonomía controlada. Puede circular de forma autónoma en entornos controlados, como en el caso de las autopistas o autovías.
NIVEL 4. Alto nivel de automatización. Pueden circular sin supervisión en áreas donde el coche tenga toda la información para poder ser autónomo.
NIVEL 5. Autonomía total. La conducción autónoma es completa.
Y ahora que ya conocemos esta clasificación, sabemos el tipo de vehículo que estamos conduciendo y tenemos claro que el ser humano es capaz de grandes creaciones tecnológicas tendremos que preguntarnos, ¿y esto para qué? ¿Qué beneficios aportará esta tecnología a mi vida? ¿Sólo servirá para distinguirme de mis vecinos que tengan coches normales?
Sugeriremos unas cuantas ideas de lo que va a suponer este avance, y en las que de una y otra forma, directa o indirectamente, intervienen las TIC:
– Menos accidentes y víctimas porque el control artificial del vehículo evitará errores, cansancio, despistes
– Pagaremos menos multas, o ninguna, porque los vehículos autónomos respetarán todas las señales de circulación
– Seremos más puntuales e invertiremos menos tiempo tanto en el viaje como a la hora de aparcar porque la conexión a través del GPS detectará el mejor camino para llegar a nuestro destino y localizará aparcamientos disponibles
– Esto supondrá que el gasto de combustible será mucho menor, además de que la mayoría de vehículos serán eléctricos por lo que mejorará el medio ambiente
– Proporcionará independencia a quien la ha perdido por edad, discapacidad, etc., ya que no dependerán de sus condiciones particulares para desplazarse.
– El dueño de estos vehículos podrá olvidarse de la rutina de llevar el coche al taller ya que el mantenimiento estará programado y será el propio vehículo el que se desplace cuando sea necesario.
Y sumando todos estos beneficios nos encontramos con que ganaremos ese tiempo que ahora “desperdiciamos” en desplazarnos, porque requieren de una atención plena, para dedicarlo a cualquier otra actividad que nos agrade, más allá de la propia conducción. Sí, ya sabemos que la conducción puede llegar a ser un placer, pero vamos a pensar que toda autonomía nos va a proporcionar mayor seguridad de la que tenemos hoy día.
Así pues, para irnos acostumbrando a esta realidad que nos llega, aquí dejamos un vídeo de una prueba que se hizo en 2016, ¡hace ya 3 años!, en condiciones reales de circulación y sin ayuda del conductor, durante 150 km. Seguro que en el futuro también habrá que trabajar con la confianza de los conductores al verse rebasados por trailers sin nadie en el asiento del conductor…
0 comentarios